Secretos Marinos

El secreto de los fondos marinos: monstruos abisales


23 de enero de 1960: casi once kilómetros debajo de la superficie del mar, Jacques Piccard y Don Walsh alcanzan el lodoso suelo abisal a bordo del batiscafo (especie de submarino) "Trieste". Nadie jamás ha alcanzado una profundidad mayor, ni antes ni después de ellos. Pero incluso aquí, en la fosa de las Marianas, situada a 2.000 kilómetros al este de las islas Filipinas, en las tinieblas absolutas, bajo una presión enorme, y con temperaturas de casi cero grados centígrados, los dos exploradores observan a la luz de los faros seres que parecen casi imaginarios: peces, cangrejos y estrellas de mar.
Todavía a mediados del siglo XIX, el británico Edward Forbes creía que debajo de 550 metros de profundidad era imposible la existencia de vida. Pero ya entre los años 1872 y 1876, una expedición británica sacó a la superficie casi 5.000 especies hasta entonces desconocidas, cartografiando al mismo tiempo por primera vez montañas submarinas. Un equipo alemán a bordo del "Valdivia" trae a finales del siglo XIX tantos hallazgos que el examen de los especímenes tarda en concluirse hasta 1940.



Un mundo sumido en la oscuridad eterna

Pepino de mar abisal
Ahora se sabe que también en las profundidades extremas existen ecosistemas altamente complejos. Y los logros de adaptación más sorprendentes: hay peces que atraen a sus presas con un órgano que irradia luz; hay cangrejos que escupen nubes bioluminiscentes para confundir a sus depredadores; y peces que detectan sus presas gracias a luz roja invisible para las últimas.

Pero la exploración de las profundidades marinas sigue planteando desafíos especiales a los científicos, pues apenas tienen ocasión de observar sus objetos de estudio en su hábitat natural. En los laboratorios de los barcos de investigación, los habitantes de las profundidades sólo sobreviven pocas horas o incluso minutos                
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario